miércoles, 7 de septiembre de 2011

La nueva forma de gobernar y las políticas de género: el caso del SERNAM.

Las 60 mujeres; que en promedio, mueren asesinadas por su pareja, pololos,
convivientes y ex convivientes, cada año de la última década; son la muestra más
dolorosa de la violencia que se vive en las relaciones de pareja y en los hogares de
nuestro país; son la imagen más sangrienta de una desigualdad que se oculta detrás
de las puertas de acceso a los hogares y a las vidas intimas de las familias chilenas y
se reflejan con su silencio las Políticas Públicas del actual gobierno. Esta es una
mirada realista y para nada alarmista.
En los últimos 15 años, y con mucha más fuerza en los últimos 5, la discusión en
torno a la situación de las mujeres en nuestro país, la violencia de género y las
relaciones de poder que ejercemos los hombres, trató de estar presente en la
discusión pública y en las políticas sociales. Este intento no siempre tuvo buenos
resultados y no pocas veces se equivocaron las estrategias, sin embargo, se
visualizaba el problema, mas no muchas veces, la solución. Estos intentos
permitieron que se avanzara en varias enmiendas legales que posibilitan castigar de
manera penal a abusadores sexuales, a hombres violentos, a acosadores en el ámbito
laboral y se buscaba frenar e interrumpir la desigualdad en materia laboral.
Así llegamos al fin de la primera década del siglo 21 con un despliegue
comunicacional en contra del machismo y de la violencia de género. Desde el Estado
se generaron espacios para abordar la problemática en forma directa a través de
casas de acogida, para mujeres y sus hijos. Estos intentos si bien prosperaron en
varios lugares del país, actuaban sobre la emergencia, de manera desigual, y no
actuaban sobre el problema de fondo que es la violencia que se ejerce en los senos
de las familias. Es en este contexto que cabe señalar las precarias condiciones
laborales que enfrentan las mujeres que trabajan en dichas casas de acogida,
horarios largos (12 horas), sin contratos laborales, hacinamiento y abordando
problemáticas de violencia con pocos espacios y aún menos tiempo para el
autocuidado, además de estar insertas en formas familiares que hacen imposible que
en este breve plazo la situación cambie. Muchas de estas mujeres al cabo de los tres
meses debieron volver a su casa sin haber resuelto el conflicto.
A una año de instaurada la derecha política en la administración del Estado las
prioridades en materia de género pasan a tener un tono y cualidad distinta, el
SERNAM pasará a ser parte de un Comité de Ministros donde “se enfocarán más en los
resultados que en los procesos”, es decir se invisibilizará aún más la discusión
levantada en los últimos 15 años, entorno a los problemas que enfrentan las mujeres
en nuestro país.
El entendido de género hoy es comprendido como la diferencia entre los hombres y
las mujeres pero no se le otorga espacio a una real problematización de las raíces y
de los simbolismos que están implícitos en estas diferencias- para algunos tan
naturales-. Se instala ahí un retroceso, una mirada conservadora de un conflicto que
había avanzado en protagonismo de los movimientos de mujeres.
Por otra parte se instala la idea de crecimiento como única discusión en el horizonte
donde el “tema género” sólo cursa desde el componente igualdad de oportunidades
dejando debajo de la mesa un sinfín de temáticas igualmente importantes y que
deben ser abordadas a largo plazo. Dimensiones como las violencias, el desarrollo
cultural, el machismo, el abuso (en todos sus acepciones) las sexualidades (y sus
faltas de educación), etc., etc.
Por otra parte, una serie de luces de colores se levantaron durante la campaña
presidencial, luces que cambiaron de tono una vez que las nuevas autoridades
debían materializar los anuncios. Durante la campaña se ofreció a las mujeres y a las
familias un postnatal de 6 meses, pero hoy las voces del gobierno y las declaraciones
de la ministra del Servicio Nacional de la Mujer SERNAM, Carolina Schmidt, quien en
entrevista con Radio Cooperativa reconoció que la iniciativa “no es un post natal
íntegro de 6 meses”, sino “un alargue del post natal, más una flexibilización que
permite llegar a 6 meses”, es decir se promete algo y se materializa una situación
distinta.
Cuando el Estado se plantea sólo contribuir a disminuir las tensiones producidas por
la desigualdad de oportunidades, está negando el dolor de las mujeres castigadas en
la niñez por el sólo hecho de ser mujeres, los abusos cometidos en contra de las
estudiantes, la maternidad y paternidad temprana, la pobreza de las mujeres, la
violencia sexista, el acoso laboral, el menosprecio a la carga doméstica.
Todos estos intentos tienen dos horizontes en nuestra concepción de vida en
comunidad: Primero que el Estado sea cada vez más pequeño y tenga menos
responsabilidad frente a la ciudadanía, y segundo que el conflicto de género se
reduzca al acceso a oportunidades – elemento que aporta la teoría liberal light -y con
esto absolverlo del conflicto político y patriarcal que lo envuelve.

Kolectivo Poroto
Hombres por otros vínculos
Militancia en género, masculinidades y política
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Enero del 2011